En esta casa veneramos las andanzas de conde Orlok. Pese a las polémicas con la viuda de Bram Stoker y el legado de Dracula, la película de Murnau es una brutalidad, fascinante e influyente como pocas, con una entidad propia innegable. Y de tener que elegir entre Bela Lugosi y Max Schreck nos pondrían en un aprieto muy serio. Pero como eso no es necesario, felizmente, aquí estamos, casi un siglo después disfrutando de ambas creaciones, hasta el día del juicio final.
Aquí, el amigo de las ratas reina por todo lo alto en esta reimaginación del conde más expresionista de todos los tiempos.
Caretos múltiples e infinidad de utensilios para hacer el mal incorporados.
